miércoles, 30 de enero de 2013

PSICOTERAPIA PARA ADICCIONES.

Aunque hay muchos estudios al respecto, hay un hecho evidente, cada vez más personas tienen problemas de abuso o dependencia de sustancias psicoactivas.
Desde el cannabis a la cocaína, pasando por todo tipo de derivados anfetamínicos, la realidad es que hay una gran oferta de estas sustancias, y por supuesto, una importante demanda.
Y es que debido a la crisis actual en la que está inmersa el país y con la problemática añadida y particular de cada caso, cada vez acuden más a consulta personas que manifiestan estar preocupados por el abuso de estas sustancias o con problemas de dependencia.

Lo primero que debemos tener en cuenta, es que salvo en muy pocos casos, estos consumos en su mayoría son conductas de escape a las diferentes problemáticas que puedan coexistir, en la vida de estos pacientes. Por ello, es necesario trabajar de manera combinada tanto la deshabituación psicológica y/o desintoxicación dependiendo de la sustancia, como el origen o causa del consumo, ya que si solo trabajamos el consumo, nos arriesgamos a que más adelante aparezca de nuevo la conducta de abuso o dependencia, en relación a la misma sustancia, a otras,  u otro tipo de conducta compulsiva como pueda ser el juego patológico o el sexo compulsivo.

Por supuesto, lo principal es que el paciente reconozca su problema y esté dispuesto a luchar con uñas y dientes por dejarlo. Si acuden a consulta por otros motivos como pueda ser para satisfacer a su esposa, marido o hijos, lógicamente será más complicado que se adhiera al tratamiento. 
En este tipo de intervenciones es fundamental, el papel de la familia o pareja, ya que puede ser un facilitador y un fuerte punto de apoyo en la terapia, como interferir en esta. Para explicar esto y asegurarnos de que se comprende, es importante realizar alguna sesión de apoyo con el otro miembro de la pareja o con el familiar que corresponda,  ya que puede servir para una intervención más eficaz. Identificar a veces problemas en la pareja, pueden ayudar a comprender mejor lo que ocurre y poder trabajar de forma más específica.


Hay que destacar, que es importante a la hora de trabajar, tener en cuenta el grado de consumo o adicción y si existen de forma combinada otro tipo de adicciones como pueda ser al alcohol, sexo o juego. El deterioro laboral, social y familiar, por no hablar del económico al que suele llevar este tipo de problemáticas, hace que conforme pase el tiempo sea más complicado su tratamiento.

Realizar lo que se denomina un control estimular, es imprescindible al principio de la terapia, para evitar el acceso a la sustancia en la medida de lo posible. No disponer de dinero, justificar todos los gastos, borrar la agenda de teléfono, evitar sitios o personas asociadas al consumo, son algunas de las primeras pautas para poder trabajar de manera adecuada. A sí mismo, técnicas de reestructuración cognitiva, solución de problemas, relajación, distracción de pensamiento, habilidades sociales o asertividad, son otros de los puntos fuertes que se deben de trabajar a veces en este tipo de problemáticas. Lo más importante, es indagar y averiguar qué es lo que está empujando a ese paciente a consumir o que factores mantenedores existen y facilitar al paciente las herramientas necesarias para su aceptación y poder afrontarlo de una manera más adecuada.





lunes, 7 de enero de 2013

INESTABILIDAD EMOCIONAL. Cómo manejar las emociones.


Aprender a gestionar nuestras emociones es algo imprescindible, para llevar una vida tranquila y tomar decisiones de manera acertada, evitando así, que surjan de nuestras conductas nuevos problemas. Las emociones son adaptativas, ya que preparan y motivan para la acción, es decir,  permite ahorrarnos tiempo en situaciones importantes donde debemos reaccionar de manera rápida sin pensar o planificar. Por ejemplo, el miedo en su forma adaptativa, nos servirá para proteger nuestra vida, gracias al miedo,  huimos de situaciones situaciones o conductas que pueden tener riesgo vital para nosotros.

Sin embargo, en ocasiones  nuestras emociones dejan de ser adaptativas y pasan a gobernar nuestra vida ocasionándonos problemas a la hora de relacionarnos. No saber manejar nuestras emociones, pueden ocasionarnos serios problemas tanto a nivel familiar, como con la pareja, en el trabajo o con los amigos. En ocasiones, esta falta de autorregulación emocional nos puede llevar a un malestar profundo en donde la rabia y la ira vayan creciendo, hasta manifestarse de forma violenta. Las emociones pueden considerarse como muy útiles, destructivas o (más raramente) neutrales.

Para que nuestras emociones no sean destructivas, tenemos que aprender a manejarlas, aprender a tolerar el malestar que en ocasiones podemos sentir, y tener en cuenta que la valoración de las emociones (lo que nos decimos a nosotros mismos), puede afectar a la manera en que las experimentamos.
La mayor parte del malestar que sentimos a veces, es el resultado de respuestas o emociones secundarias (Ejm: culpa, vergüenza, ansiedad, ira…), ante emociones primarias (Ejm: Tristeza), como resultado de procesos o esquemas cognitivos no adecuados.
Frecuentemente las emociones primarias son adaptativas y apropiadas al contexto. De esta forma, la reducción de ese malestar secundario, requiere una exposición a la emoción primaria, en una atmosfera no sentenciosa. Y es que, en la sociedad del siglo XXI, parece que si te sientes mal, no tienes salud mental. Y yo me pregunto; “¿Entonces el que siente dolor por la pérdida de un ser querido, no está sano mentalmente?”, pues va a ser al contrario.
Muchas veces no exigimos no sentir lo que estamos sintiendo en un momento dado, en lugar de aceptar nuestras emociones y esto es importante que lo aceptemos a la hora de trabajar con nuestras emociones.

Para obtener un manejo y control adecuado de las emociones es importante, identificar las emociones,  trabajar las cogniciones negativas, así como, trabajar en como interpretamos algunas situaciones. Pero también, es importante reducir la vulnerabilidad emocional, trabajando la autoestima, la dependencia excesiva o el pensamiento dicotómico que nos hace pasar a “todo” o “nada”.
Además, tenemos que aprender a incrementar las emociones positivas y, por lo tanto, reducir la sensibilidad emocional negativa.

Trabajar lo anterior, hacer ejercicio, llevar una correcta alimentación, dormir lo necesario, no consumir drogas y realizar actividades que aumenten la sensación de autoeficacia, pueden ayudarnos a reducir nuestra vulnerabilidad emocional.

Otras estrategias que nos pueden ayudar a reducir el malestar emocional son;
Incrementar la conciencia ante las emociones, y dejar pasar las emociones dolorosas siendo conscientes de ellas, en vez de luchar o aislarse de ellas nos ayudará a desensibilizarnos ante el malestar emocional.
Actuar de la manera opuesta a la emoción negativa nos ayudará a reducir el sufrimiento emocional. (Por ejemplo, si estoy triste o enfadado muestro una sonrisa.)
Llevar a cabo actividades distractoras.
Ayudar a los demás.
Experimentar otras sensaciones intensas. (Por ejemplo, sostener con la mano cubitos de hielo.)
Dejar de laso la situación. Abandonarla físicamente y/o mentalmente.
 Proporcionarse estímulos positivos.
Relajar cada uno de los 5 sentidos: Vista, Olfato, Oído, Tacto y Gusto.
Mejorar el momento, Usando la fantasía. (Por ejemplo, imaginar cómo abandonamos la situación, como entramos en una sitio tranquilo y seguro para nosotros…) o practicar la relajación.

Con un programa de autorregulación emocional o siguiendo terapia psicológica, como pueda ser la terapia conductual de Lineham, se ha visto que se puede controlar de manera eficaz las emociones y conseguir que personas que vivían bajo el gobierno de estas, puedan controlarlas.