Aprender a gestionar nuestras emociones es algo
imprescindible, para llevar una vida tranquila y tomar decisiones de manera
acertada, evitando así, que surjan de nuestras conductas nuevos problemas. Las
emociones son adaptativas, ya que preparan y motivan para la acción, es
decir, permite ahorrarnos tiempo en
situaciones importantes donde debemos reaccionar de manera rápida sin pensar o
planificar. Por ejemplo, el miedo en su forma adaptativa, nos servirá para
proteger nuestra vida, gracias al miedo,
huimos de situaciones situaciones o conductas que pueden tener riesgo
vital para nosotros.
Sin embargo, en ocasiones
nuestras emociones dejan de ser adaptativas y pasan a gobernar nuestra
vida ocasionándonos problemas a la hora de relacionarnos. No saber manejar
nuestras emociones, pueden ocasionarnos serios problemas tanto a nivel
familiar, como con la pareja, en el trabajo o con los amigos. En ocasiones,
esta falta de autorregulación emocional nos puede llevar a un malestar profundo
en donde la rabia y la ira vayan creciendo, hasta manifestarse de forma
violenta. Las emociones pueden considerarse como muy útiles, destructivas o
(más raramente) neutrales.
Para que nuestras emociones no sean destructivas, tenemos
que aprender a manejarlas, aprender a tolerar el malestar que en ocasiones
podemos sentir, y tener en cuenta que la valoración de las emociones (lo que
nos decimos a nosotros mismos), puede afectar a la manera en que las
experimentamos.
La mayor parte del malestar que sentimos a veces, es el
resultado de respuestas o emociones secundarias (Ejm: culpa, vergüenza,
ansiedad, ira…), ante emociones primarias (Ejm: Tristeza), como resultado de
procesos o esquemas cognitivos no adecuados.
Frecuentemente las emociones primarias son adaptativas y
apropiadas al contexto. De esta forma, la reducción de ese malestar secundario,
requiere una exposición a la emoción primaria, en una atmosfera no sentenciosa.
Y es que, en la sociedad del siglo XXI, parece que si te sientes mal, no tienes
salud mental. Y yo me pregunto; “¿Entonces el que siente dolor por la pérdida
de un ser querido, no está sano mentalmente?”, pues va a ser al contrario.
Muchas veces no exigimos no sentir lo que estamos
sintiendo en un momento dado, en lugar de aceptar nuestras emociones y esto es
importante que lo aceptemos a la hora de trabajar con nuestras emociones.
Para obtener un manejo
y control adecuado de las emociones es importante, identificar las
emociones, trabajar las cogniciones negativas,
así como, trabajar en como interpretamos algunas situaciones. Pero también, es
importante reducir la vulnerabilidad emocional, trabajando la autoestima, la
dependencia excesiva o el pensamiento dicotómico que nos hace pasar a “todo” o
“nada”.
Además, tenemos que
aprender a incrementar las emociones positivas y, por lo tanto, reducir la
sensibilidad emocional negativa.
Trabajar lo anterior, hacer ejercicio, llevar una
correcta alimentación, dormir lo necesario, no consumir drogas y realizar
actividades que aumenten la sensación de autoeficacia, pueden ayudarnos a
reducir nuestra vulnerabilidad emocional.
Otras estrategias que
nos pueden ayudar a reducir el malestar emocional son;
Incrementar la
conciencia ante las emociones, y dejar pasar las emociones dolorosas siendo
conscientes de ellas, en vez de luchar o aislarse de ellas nos ayudará a
desensibilizarnos ante el malestar emocional.
Actuar de la manera
opuesta a la emoción negativa nos ayudará a reducir el sufrimiento emocional. (Por
ejemplo, si estoy triste o enfadado muestro una sonrisa.)
Llevar a cabo actividades distractoras.
Ayudar a los demás.
Experimentar otras sensaciones intensas. (Por ejemplo, sostener con la
mano cubitos de hielo.)
Dejar de laso la situación. Abandonarla físicamente y/o mentalmente.
Proporcionarse estímulos
positivos.
Relajar cada uno de los 5 sentidos: Vista, Olfato, Oído, Tacto y
Gusto.
Mejorar el momento, Usando la fantasía. (Por ejemplo, imaginar cómo
abandonamos la situación, como entramos en una sitio tranquilo y seguro para
nosotros…) o practicar la relajación.
Con un programa de autorregulación emocional o siguiendo terapia
psicológica, como pueda ser la terapia conductual de Lineham, se ha visto que
se puede controlar de manera eficaz las emociones y conseguir que personas que
vivían bajo el gobierno de estas, puedan controlarlas.