Cuando
llegamos a un punto en el que nuestra forma de vida, nuestras problemáticas,
nuestras creencias o nuestras emociones nos generan abundante malestar, solemos
preguntarnos que estamos haciendo mal y cómo podemos solucionarlo.
En
muchas ocasiones, acudimos a un psicólogo para que nos oriente y nos ayude a
identificar donde están los errores y como modificarlos.
Centrarnos solo en la reducción del malestar, puede terminar en una evitación experiencial, que nos llevará a realizar todo tipo de conductas que ayuden a evitar ese malestar, aunque para ello nos vayamos alejando de lo que es importante para nosotros. De esta forma, evitaremos el malestar, reduciendo la angustia, el dolor, la tristeza etc… pero no construiremos el camino que nos lleve hacía una vida más plena y feliz.
Lo
primero que debemos hacer, es preguntarnos que razones o motivaciones sustentan
en general, nuestras acciones o modos de vida, es decir, por qué hacemos
algunas cosas que sabemos que nos generan malestar o que van en contra de
nuestros valores.
Podemos
hacerlas, buscando la aprobación de
otros, para reducir el rechazo o incluso terminar con las amenazas, para
eliminar los sentimientos de culpa, tristeza, soledad o angustia, por comodidad
sin pensar en las consecuencias a largo plazo, para eliminar el sufrimiento o
el dolor, por la búsqueda de satisfacción inmediata con el convencimiento de
que esto es un aspecto imprescindible para vivir, o porque así creemos que
nuestra vida tiene significado y que a la larga lo que hacemos puede tener
consecuencias que trasciendan a nuestra propia vida.
Así
pues, debemos preguntarnos al servicio de que metas estaría el alivio del
sufrimiento, o dicho de otra manera, ¿Qué es lo importante para mí?, o ¿Cuáles
son mis valores?.
Pasar
por momentos dolorosos o costosos, trabajar para el cambio y salir de nuestra
zona de confort necesita tener una justificación.
De
esta forma, si identificamos que es lo importante para nosotros, que está
obstaculizando nuestro camino y de que recursos disponemos, podremos no solo
reducir nuestro malestar, que también es lo que interfiere, sino además,
conseguir aquello que para nosotros es importante.