domingo, 3 de julio de 2011

EMOCIÓN Y SALUD.

La salud no es un estado, sino un proceso dinámico en el que nuestras emociones influirán de forma positiva o negativa, según sea el tipo de emoción que experimentemos.
Hoy en día, disciplinas como la psiconeuroinmunología, la psiconeuroinmunoendocrinología o la propia psicología, están en auge debido a la confirmación por parte de diferentes estudios, de la existencia de una relación directa entre procesos psicológicos y procesos físicos.
En medicina, continuamente nos encontramos con pacientes que padeciendo una misma enfermedad, evolucionan de forma diferente. Se ha llegado a comprobar, que en pacientes con cáncer, puede influir en su evolución, entre otros factores,  el tipo de afrontamiento que realizan ante la enfermedad.
Y es que podemos aceptar el diagnóstico, pero…¿Por qué aceptar el pronóstico?.

Las emociones, son procesos psicológicos que tienen un papel adaptativo, ya que frente a una amenaza a nuestro equilibrio físico o psicológico, actúan para restablecerlo. El miedo, por ejemplo, nos guarda de los peligros.
Emociones positivas como el optimismo, la tranquilidad o la alegría son un beneficio para nuestra salud ya que nos ayudan a soportar las dificultades, favorecen a nuestro sistema inmunológico, cardiovascular o endocrino y facilitan la recuperación. Sin embargo, emociones negativas como la ira, la preocupación excesiva, la tristeza, la ansiedad o el estrés, pueden actuar favoreciendo la aparición o el empeoramiento de enfermedades dermatológicas como pueda ser la psoriasis, respiratorias como el asma, cardiovasculares, endocrinas o procesos oncológicos.

La interpretación que le demos a un estímulo o situación determinada, sin duda influye, es decir, si lo interpretamos como peligroso para nuestro equilibrio o no. De hecho, si interpretamos como potencialmente peligroso un estímulo o situación, cuando realmente no lo es, estaremos hablando de que puede haber algún tipo de patología o alguna distorsión cognitiva. Así pues, debemos ser conscientes de la estrecha relación entre psicología y enfermedad, e intentar llevar una vida llena de emociones pero no controlada por éstas. Gestionarse emocionalmente, así como saber expresar y sacar fuera las emociones negativas como la tristeza o la ira que podamos generar, nos reportará salud y bienestar.